De la última herrería de Carrizal a la tiendita de aceite y vinagre de Tomasito el de La Pasadilla
Se inauguran en el Centro Federico García Lorca las seis muestras etnográficas programadas en el marco de la 29º edición del Festival Internacional de Folclore de Ingenio
13/7/2024.- Las seis exposiciones vinculadas a la programación de la 29º edición del Festival Internacional de Folclore de Ingenio ‘Muestra Solidaria de los Pueblos’, ya pueden visitarse en el Centro Cultural Federico García Lorca del municipio en donde se exhiben hasta el próximo día 27 de julio, mostrando distintos aspectos del patrimonio etnográfico de Ingenio.
La sala Manolo Mherc acoge dos de las más representativas y llamativas para el público: la que reproduce la tienda de aceite y vinagre que regentó durante 62 años Tomasito el de La Pasadilla, y la dedicada al oficio del último herrero de Ingenio, el octogenario Santiago Sosa, que se empleó en el taller que su padre regentaba en Carrizal siendo un chiquillo de nueve años.
Asimismo, el Centro Cultural Federico García Lorca propone al público las muestras ‘Mujeres porteadoras de sueños’, la de carácter etnográfico que coordina Francisco López titulada ‘El rezo y el rito’, que se detiene en concreto en la práctica santera del paso de la vara en la que participaban cinco personas extinguida hace cuarenta años, la que expone los trabajos realizados por los usuarios del taller de pintura del centro de día para personas mayores de Ingenio y alumnado de Bachillerato de Artes del IES del municipio, y la titulada ‘El festival con el patrimonio cultural declarado por la UNESCO’. Hasta el día 27 julio pueden visitarse estas seis exposiciones, en horario de 18:00 a 20:00 horas.
Numerosas personas quisieron sumarse en la tarde del viernes a esta primera propuesta que ofrece el programa de la 29º edición del Festival Internacional de Folclore de Ingenio `Muestra Solidaria de los Pueblos´, que fue presentada en el García Lorca por la alcaldesa de Ingenio, Vanesa Martín, quien agradeció a la Agrupación Coros y Danzas que organiza dichas exposiciones, que durante sus 75 años de existencia haya permitido que el pasado de los ingenienses siguiera latiendo en el presente.
También la concejala de Desarrollo Etnográfico y Patrimonio Cultural de Ingenio, Catalina Sánchez, animó en la inauguración de las exposiciones a continuar con la tarea de Coros y Danzas en defensa del legado patrimonial del municipio. En la misma línea se manifestó David Castellano, director del festival internacional y presidente de la respetada agrupación folclórica que se encuentra cumpliendo su 75 aniversario. “Toda esta riqueza patrimonial que se exhibe pertenece al pueblo de Ingenio”, dijo, al tiempo que agradeció la colaboración e implicación de las numerosas áreas transversales del ayuntamiento que han ayudado en la organización del evento que dará comienzo el día 15 de julio con la celebración de la XI edición de su Campus de Etnografía y Folclore.
El último herrero
Santiago Sosa Henríquez es el último herrero de Ingenio. Con 85 años, regentó en Carrizal una de las dos herrerías que operaron hace años en el municipio. A los nueve años su padre lo reclamó en la herrería en la que trabajaban otras siete personas. “A pesar de reconocer que la herrería es un trabajo muy duro, es el más bonito que he tenido de los tres oficios a los que me he dedicado”, señaló Santiago Sosa, que también ejerció de fontanero, operario de la construcción y cocinero en varios hoteles del sur de la isla durante la época de su despegue turístico.
Una de las nietas de Tomás López Suárez, conocido como Tomasito el de La Pasadilla, habló muy emocionada de su abuelo, el fiel y servicial tendero que regentó durante 62 años una de las más populares tiendas de aceite y vinagre con las que contaba Ingenio. Ahora, con 97 años, se encuentra en una situación muy delicada de salud, y por ello el festival se ha apresurado a reproducir en un rincón de la sala del Centro Cultural Federico García Lorca, el mostrador y los estantes de la tiendita del barrio de La Pasadilla, en el que puede observarse desde una pesa antigua al libro de los habituales fiaos de los vecinos, pasando por artículos y productos de consumo, algunos de ellos presentes aún en los lineales de los supermercados, como el imperecedero bote de Coca-Cao.